El genio de la perspectiva en el cine se llama Stanley Kubrick.
Hay una regla de oro en la fotografía, la de los tres tercios (3/3) que reza que jamás, repito, jamás, hay que situar al sujeto en el centro de la escena, y que el horizonte tampoco debe situarse en el centro. Pues bien, Kubrick, como todos los genios, se salta a la torera las reglas y prefiere el centro y la simetría. El resultado es hipnótico compulsivo, como todas sus películas.
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