Si Antonio Vivaldi levantara la cabeza se quedaría anonadado con esta desestructruración culinaria de su magna obra barroca irreconocible para todos vosotros que la habéis escuchado cientos de veces. Max Richter ha creado un álbum que habla a una generación familiarizada con remixes, muestreo y collages sonoros, aunque su método trasciende la manipulación de la música pregrabada. Richter ha conseguido que este nuevo material sea sugerente con texturas y recombinados entre paredes de sonido, con la ayuda del violinista Daniel. Deutsche Grammophon está detrás de esta obra moderna, lo que le da un marchamo de calidad Michelin.
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