Así lo cuenta maravillosamente bien Vila-San-Juan en su documental "Barcelona era una fiesta underground 1970-80" en el que aparecen Mariscal, Luis RAcionero, Nazario, Montesol, Onliyú, Pau Riba, Pepe Ribas, Marta Sentís, Quim Monzó, Oriol Tramvia, Miguel Gallardo, Josep M. Martí Font, entre otros, que explican como vivieron aquellos años de contracultura, encuentros libertarios, ilusión, creatividad y por lo que ví, mucha más que en "La Movida madrileña", a la que critican severamente los entrevistados, como si hubiera salido de la nada y con medios de niños de papá. En Barcelona había mucho más movimiento musical, de cómic, artístico y sincero. Dicen que cuando murió Franco aquello fue el recopetín de libertad, pero en 1977, al ganar UCD y repartirse el pastel los partidos políticos que regresó la censura y la dictadura de los partidos (Pau Riba). El caballo acabó de rematar la faena, aliñada inicialmente por los porritos. Era tan cutre todo que vivían en pisos compartidos y comunas y no se gastaban un duro en nada e iban al piso de aquel o aquella que tenía ducha cuando hacía falta asearse. Por cierto, he visto el comic antológico de "Makoki" por 19 euros y leyendolo os haréis una idea también muy clara del fenómeno. En el capítulo 2 de la serie aparece la Compañía Eléctrica Dharma, que era un grupo sicodélico-iluminado que tocaba en la sala Zeleste habitualmente. El documental concluye con Gato Pérez, un músico como la copa de un pino con letras también muy sugerentes de aquella época tan sumamente salsera, de "Ajoblanco", cuyo primer logotipo simulaba el de la "Coca Cola" para darle al capitalismo, pero los sesudos abogaduchos madrileños de la multinacional les amenazaron con llevarlos a chirona y tuvieron que cambiar el logo. El hijo de uno de aquellos abogados, Miguel Baz Baz, en los 80 se convertiría en uno de los mayores seguidores de la música de garaje (lo que son las oosas).
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