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El músico que quiso un mundo unido sin guerras
Su madre se enrolló con un cacique británico jefe de los cocoteros de Jamaica y el niño nació en un diminuto pueblo de la selva, en Santa Ana. Su casa no tenía ni 30 metros cuadrados y solía acostarse sin comer nada. Miseria le rodeaba, por lo que deseó con toda su fuerza salir de allí y del barrio de Trench Town donde luego se fue a vivir. El documental de "Marley" es una auténtica pasada en cuanto a la cantidad de documentos directos de amigos y familiares (incluso hermanastros) que recoge, con fotografías inéditas como ésta de su padre. Cuenta cómo surgió el reggae que tanto popularizó por un equipo defectuoso que hizo que la guitarra tuviera un pequeño retorno que luego supondría el "chaca chaca" característico del reggae al deslizar la púa hacia abajo y luego hacia arriba en las tres últimas cuerdas. A veces de casualidades surgen hechos históricos. Sus hijos no hablan grandes cosas de su padre, solo que era muy serio, y los amigos que era un mestizo del que se reían. Incluso Rita, su esposa, confiesa que prefería un negro alto y guapo como podía ser Peter Tosh, un tío arusco que fue expulsado por el dueño de Island Records, quién moldeó la banda a su antojo llevándola por garitos de mala muerte en su primera gira por el Reino Unido y luego por antros de mala muerte de EEUU, donde abandonó la formación histórica que grabó su primer álbum.
Su canción "So much troubles in the world" es hoy en 2012 mas vigente que nunca. Fue invitado por el gobierno de Zimbawe para un concierto cuando se independizó del Reino Unido. Marley gastó 90.000 dólares de su propio bolsillo para transportar todo el equipo desde Londres y tocar supuestamente gratis. Lo cierto es que habían entregado invitaciones y fuera aguardaban miles de personas que entraron a la fuerza, por lo que la policía lanzó gases lacrimógenos que hicieron que todo el mundo saliera corriendo, incluso el grupo de Marley, pero Bob estaba tan colocado que no se enteró de nada, permaneció en el escenario y pocos minutos después continuó el concierto con toda la peña saltando. Dicen que fue su mejor concierto.
También se fue a Gabón porque había ligado con una negrita muy guapa de es país que lo invitó a tocar allí. Cuando llegaron se percataron que era la hija del dictador. No importó porque jugando al fútbol en la playa conversó con cientos de jóvenes en los que prendió la mecha de la reveldía. En Jamaica ayudó a unas 5.000 personas pobres, mujeres embarazadas solteras, familias sin recursos. Había tal rivalidad política que un concierto gratuíto que iba a dar motivó que un loco acudiera a su hogar y le pegara unos tiros, con tan buena fortuna que sólo le rozaron un brazo. Cuando días después salió al escenario mostró al público la marca de aquellos disparos, pero al día siguiente cogió un avión y se fue al exilio primero en Estados Unidos y luego en Londres, donde un capullo le clavó unos tacos jugando al fútbol. Un médico rasta le dijo que no era nada y otro le recomendó cortarse un trozo del dedo porque se le había infectado. Dicen que haber dejado aquella herida mal curada fue lo que le provocó el melanoma y posterior cáncer que se extendió en poco tiempo por todo su cuerpo y acabó con su vida en mayo de 1981. Ni un afamado médico alemán pudo hacer nada por salvar su vida. Se le cayeron las rastas y días antes de morir voló a Jamaica para dar un último adiós a familiares y amigos. Su legado ha calado tan hondo que hoy en día puede escucharse su música en las calles mas pobres del mundo o en las mas lujosas de Japón. Tiene millones de seguidores y el director del documental confesó que decidió grabarlo cuando vio a decenas de negros en Africa con rastas. Se quedó sorprendido mientras grababa otra película en aquel continente.
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