El molino en el que trabajó este "ferreiro" lo restauraron recientemente con miles de euros de la UE y no tuvieron la deferencia de invitarlo; el único superviviente de los que en los años 30 se turnaban noche y día para aprovechar la fuerza del agua y moldear el hierro con el que hacer las hoces que los castellanos empleaban para cortar el trigo. A los 16 años fue llamado a la mili, pero cuando llegó a Lugo decidió ser prófugo y escaparse. Fue castigado por la República al destierro en Marruecos. Era el lugar mas lejano al que habrá llegado en toda su vida y la experiencia fue inolvidable. El "Alzamiento" le pilló en plena mili y de toda la Guerra Civil solo cuenta lo bueno o anecdótico, salvo un episodio que le conmocionó: el bombardeo que durante seis horas vivió el 17 de febrero de 1938 Celadas (Teruel) con bombas de media tonelada que lanzaban unos Stukas. Junto a Guernica, fue una de las pruebas bélicas de los nazis en territorio español. El extrovertido José tuvo la fortuna de topar con un oficial gallego que lo metió como pinche de cocina de oficiales, pero ni a día de hoy sabe hacerse un huevo frito. Aquello le sirvió para comer algo y evitar la primera línea. La mili la quería sortear porque se acababa de casar y tenía que dar sustento a su esposa y suegro.
Del frente del Ebro nunca menciona los 20 grados bajo cero que pasaron, lo que les impedía a los soldados apretar el gatillo, sin mencionar que no estaban bien equipados. A diferencia de los germanos, que tenían buenas botas, abrigos y comían en condiciones. De poco les serviría en Stalingrado.
José, limpiando una pistola de un oficial, se pegó un tiro en una mano, lo que no le sirvió para volver a su casa en aquel 1938. Acabada la Guerra todavía estaría retenido un tiempo hasta que le dieron la licencia. Ya en su Riotorto natal no cesaría de hacer hoces y cuchillos hasta los años 80. En la feria de Mondoñedo llegó a conocer al escritor Álvaro Cunqueiro, quién recopiló varios testimonios de campesinos y artesanos como mi abuelo que plasmó en un hermoso libro titulado "Xente de aquí e dacolá". José no fue incluido en él porque afortunadamente aquellas gentes tenían unas vidas peculiares, a cada cual más inverosímil. La Globalización ha traído lo contrario: la homogeneización.
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