Sí, el acoso o ataque (bullying) a lo que los niños llaman "frikis", que no son otra cosa que los niños más estudiosos, los que llevan gafas, los gorditos, lo que ha existido toda la vida, con la diferencia de que desde hace varios años los profesores no tienen autoridad alguna ni tampoco interés (todo hay que decirlo) por atajar este problema. Muy sutilmente existe en todos y cada uno de los colegios. Desde el grupo de niñas que se pintan los ojos y que empiezan al ligoteo a los 12 años y que marginan a las niñas que no hacen lo propio, pasando por los jóvenes de esa edad que se inician en el fumeteo y la bebida, abandonando unos estudios que llevaban bien, y que comienzan a molestar en las clases y a meterse con otros niños. En Estados Unidos ya ha habido varios casos extremos en los que las víctimas han sido "asesinadas" por compañeros, y en España existe algún caso que no recuerdo con exactitud ahora mismo.
Muchas veces se queda en un ataque sicológico o en pequeños golpes o destrozos en las pertenencias de estos niños, pero a largo plazo las víctimas tienen problemas debido a esta situación. El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros. Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. el mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale académicamente, al imbuido de férreos principios morales. El maltrato se alimenta con el silencio de todos: de los que lo hacen, de quien lo padece, y de quien lo ve y no lo remedia. No debemos creer que decir la verdad acerca de nuestra indefensión y nuestras preocupaciones es de cobardes. Todo lo contrario: el cobarde es aquél que se ampara en la amenaza y que no da la cara. el chico o chica con el que se meten los demás puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que le ocurre
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