1. El Árbol de la Vida. El bodrio por excelencia entre los bodrios. Su pretenciosidad es sólo equiparable al ego de Terrence Malick, para el que firma un excelente director, ojo. Pasado, presente y futuro más unas gotas de religión para hablar sobre la esencia del ser humano. La experimentación como ejercicio de onanismo. Una película capaz de hacer que se duerman las propias butacas del cine.
2. Melancholia. Personaje femmenino profundamente atormentado, Kirsten Dunst libre como el viento, haciendo lo que le viene en gana, al igual que el resto del elenco, la depresión, el fin del mundo, la tortura psicológica, el caos interior y más, mucho más. Aburrida no es la palabra, suplicio tal vez. De las ínfulas de superioridad de su director mejor no digo nada, porque yo también soy así.
...8. Hanna. Planos secuencia por doquier y filigranas varias para que veamos qué se puede hacer con una cámara. Wright olvida que la forma es el fondo, y sus ínfulas de autor trascendental le terminan pasando factura. Por no hablar del pésimo trabajo de todos sus actores, algo realmente inesperado.
y 10. 127 hours. Tras la tontería que ganó ocho Oscars, el director clon físico de Julio Alonso, vuelve a pecar de manipulador, hortera y en este caso, un mal gusto que raya lo pornográfico. Un hecho real insignificante para el resto del mundo le llega para hablar de la superación y la lucha constante. Eso sí, aburriendo a las piedras, nunca mejor dicho, y con un look visual más cargante que nunca.
Posdata: A que habéis alucinado con los comentarios. Alguno pensaba que una de estas películas era lo mejor del siglo. Pues ya lo véis.
2. Melancholia. Personaje femmenino profundamente atormentado, Kirsten Dunst libre como el viento, haciendo lo que le viene en gana, al igual que el resto del elenco, la depresión, el fin del mundo, la tortura psicológica, el caos interior y más, mucho más. Aburrida no es la palabra, suplicio tal vez. De las ínfulas de superioridad de su director mejor no digo nada, porque yo también soy así.
...8. Hanna. Planos secuencia por doquier y filigranas varias para que veamos qué se puede hacer con una cámara. Wright olvida que la forma es el fondo, y sus ínfulas de autor trascendental le terminan pasando factura. Por no hablar del pésimo trabajo de todos sus actores, algo realmente inesperado.
y 10. 127 hours. Tras la tontería que ganó ocho Oscars, el director clon físico de Julio Alonso, vuelve a pecar de manipulador, hortera y en este caso, un mal gusto que raya lo pornográfico. Un hecho real insignificante para el resto del mundo le llega para hablar de la superación y la lucha constante. Eso sí, aburriendo a las piedras, nunca mejor dicho, y con un look visual más cargante que nunca.
Posdata: A que habéis alucinado con los comentarios. Alguno pensaba que una de estas películas era lo mejor del siglo. Pues ya lo véis.
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