Premio Príncipe de Asturias 2003, fallecido en 2007, este periodista polaco de agencia se le considera como el mejor del siglo XX y en su libro "El mundo de hoy" hace alguna reflexión en torno al atentado del 11-M y sobre el Islam dice lo siguiente:
"En su origen, el islam (al contrario que el judaísmo y el cristianismo) es una religión de lucha. Nace en la lucha, no como una religión de humildad y subordinación, no como una fe propia de individuos que se ocultan en grutas. Surge en el seno de combatientes, hombres que vivían en territorios que hoy se hallan en Arabia Saudí. Nacido en combate, el islam es por naturaleza una religión de lucha..."
Posteriormente, habla de dos tipos de islam, el del desierto, implacable, combativo y agresivo, primitivo y cerrado, nacido entre nómadas y, por otro lado, el islam del río, del comercio, del zoco, abierto, democrático, pues sus seguidores vivían del intercambio. Ambos son diametralmente opuestos.
El Islam es una fuerza que a menudo se ha enfrentado a Europa y especialmente ahora que se habla de fundamentalismo islámico y terrorista islámico, un estereotipo creado por los medios de comunicación.
En contra de lo que predican los medios, el islam es una religión de la paz, del equilibrio, de la contemplación, de paciencia.
En lugares del desierto donde no hay nada de nada sí existe una escuela coránica donde el ulema lee páginas del Corán a los niños, su única forma de educación. El petróleo ha hecho a los países árabes los más ricos del mundo y, en consecuencia, la expansión del islam. La tensión entre EEUU y el mundo islámico surge precisamente por esos pozos petrolíferos. No es otra cosa que el combustible barato lo que mueve la civilización norteamericana. En la Guerra Fría invirtieron en Alaska para asegurarse abastecimiento propio.
Si se cerrase el grifo árabe EEUU quedaría paralizado, por lo que el Golfo Pérsico es vital para sus intereses de superpotencia.
En este panorama surgen tres modelos, el de Jomeini (aislamiento), Sadam (enfrentamiento armado) y uno tercero de migración al mundo occidental o pateras.
Los grupos terroristas como el que colocó las bombas en Madrid prestan oídos sordos a las condenas de las que son objeto, aun cuando las más duras provengan de personalidades y organismos del propio Islam.
Concluye este periodista afirmando que la guerra moderna se ceba con la población civil, con personas indefensas y que el ejército y la policía son los lugares mas seguros, no sí las calles, campos, estaciones de ferrocarril y trenes de cercanías, porque el 11-M confirma que ese atentado es un ejemplo de la guerra moderna, del resultado de la guerra contra el terrorismo.
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