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La Piedra y la Abeja

Iñaki Perurena ha construido un museo sobre la piedra en Leitza (Navarra en el que nos cuenta que cuando él era muy joven la tradición era en su pueblo cortador de troncos porque estaban rodeados de arbolado y era la labor quemas practiaban, y que lo de levantar piedras era mas de Guipuzcoa. La primera piedra de unos cien kilogramos que tuvo tenía que ocultarla para que no se la vieran sus padres, porque estaba mal visto debido a las apuestas. Fue un innovador y llegó a idear un nuevo modo de levantar la piedra. Para entrenar emplea los métodos de alterofilia. Recuerda que en los años 60 comían muchas txuletas para adquirir fuerza, hasta que se percataron que otros que comían mas sano tenían mas fortaleza.
Su museo es un repaso de la historia de los deportes rurales vascos, entre los que me llamó la atención el de cortar con guadaña, el de levantar paja con una horquilla, el de levantar un carro y girar con él en peso y decenas mas por el estilo relacionados con las labores del campo. Como anécdota su esposa nos contaba que unos australianos acudieron un día a una competición de aitzcolaris en Leitza y derrotaron a los expertos locales con unas hachas que hoy en día son las que se emplean en ese peculiar deporte.

Otro museo que me asombró mucho fue el de la miel cercano al bosque de Ori. Su promotor comentaba que no existen ya abejas silvestres en los campos de Europa y América, y que los pesticidas, la telefonía móvil y cuestiones desconocidas por el momento (no mencionó el Cambio Climático) han hecho incluso morir a las abejas cuando salen al campo a recolectar el polem.
Los panales son hechos por el hombre e incluso las celdillas son fabricadas industrialmente, eso sí con la cera que han proporcionado el año anterior las propias abejas. Lo que ha ocurrido es que todos los profesionales de este sector han proporcionado sus ceras al que fabrica esas celdillas, con lo que se han mezclado ceras de distinta procedencia que lo que han hecho es ocasionar un grave trastorno a las propias abejas en una labor que proviene de hace miles de años, con un orden y concierto que ya quisiera la Democracia. Los zánganos son los únicos que copulan con la Abeja Reina, pero son los sacrificados porque su función concluye en ese mismo instante. En fin, que no hay como ir a los museos de los pueblos para aprender. Cada vez veo mas lejanos a la realidad macromuseos de seudoarte y pongo por ejemplo el Guggenheim, un churro patatero en el que encima te cobran un huevo por entrar. En los dos que os he mencionado la entrada fue gratuita y el trato exquisito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pero tu en qué planeta vives??????
En Nafarroa,este deporte está sobradamente reconocido. No se de donde has salido pero de aconsejaria salir m´s de los mundos de Yupi!!!!